La obtención de briosos corceles. Reproducción de équidos
Todavía en aquellos años treinta, los caballos representaban la especie animal que más interés y atención despertaba en el mundo ganadero y en sus técnicos. Este interés, por lo tanto debía trasladarse al mundo académico veterinario que asumía la labor de formación de los futuros profesionales.universidad, la esperanza de alcanzar los niveles de los más países desarrollados de entonces.
Por otra parte, debido al despertar del mundo universitario por todo lo que significaba avance científico y sus aplicaciones prácticas, se comprendió por parte de los docentes de las escuelas de veterinaria que los avances en el control de la reproducción de los animales podría dar lugar a un incremento de las producciones, de la selección de los animales, del acortamiento del intervalo generacional y del número de crías por anualidad, etc. Todo ello repercutiría en un beneficio económico.
No debe extrañar, por lo tanto que en la colección de películas de la Escuela de Veterinaria de Córdoba, se dedicase una cinta a la reproducción de los équidos, si bien con imágenes muy alejadas del uso de las nuevas tecnologías de reproducción, tales como el uso de ecógrafos, inseminación artificial, etc. que, aunque en aquellos tiempos ya comenzaban a usarse en otros países para la especie caballar, no aparecerían en España hasta finales de los años cuarenta.
La película se sitúa en las dependencias de la Finca de Moratalla, localizada en las proximidades de Hornachuelos (Córdoba). Aunque este predio había pertenecido a los Marqueses de Viana y había sido utilizado como “Yeguada Militar” desde el año 1893, durante la República la finca les fue expropiada a sus nobles propietarios y se dedicaría a la cría de caballos del Estado, pero esta vez como “Yeguada Nacional” ya que la Cría Caballar, brevemente, dejaría de depender del Ministerio de la Guerra para quedar bajo las competencias del de Agricultura y teniendo como director a D. Rafael Castejón. Esta colaboración con el régimen el papel que había jugado en una iniciativa tan ignominiosa para los militares, le costó ser deportado y perseguido durante la Guerra Civil. Después de la Guerra Civil el Gobierno reintegró sus posesiones al Marqués de Viana quien arrendó la finca al ejército para que volviera a restituir la Yeguada Militar. Fueron varios los jóvenes profesores de la ya Facultad de Veterinaria los que realizaron allí estudios e investigaciones.
D. Rafael, Veterinario Militar por oposición, ya había sido destinado allí previamente en 1913 donde se despertó en él lo que confesó ser su mayor vocación: la zootecnia equina. Con él llegaron por primera vez las fichas zootécnicas, los libros genealógicos, los planes de mejora étnica, entre otros.
La película, por lo tanto, pertenece al periodo en el director de la Escuela de Veterinaria de Córdoba compatibilizaba su cargo con la dirección una la Yeguada Nacional regida y mantenida por civiles, tal condición se aprecia en el personal que aparece manejando y controlando a los animales.
Inicialmente, se puede observar como a la explanada empedrada que queda entre los boxes y que constituye el único escenario de toda la película, se van llevando animales que son exhibidos ante la cámara para que el observador pueda apreciar la belleza de sus formas y de sus movimientos.
En primer lugar, se exhibe, una yegua de capa alazana acompañada de su potro de menos de una semana de edad. La madre parece mostrar signos celo, el denominado “celo del potrillo”. Retirados de la explanada estos animales, se lleva al mismo lugar a un magnífico semental de capa torda clara y rodada, cuya raza parece hispanoárabe. A continuación, por turnos se van mostrando otros briosos sementales de distinto pelaje. Las razas a las que pertenecen parecer ser árabe e hispanoárabe.
La entrada de un nutrido grupo lote de potras precede a la escena de la cubrición por monta natural dirigida de una yegua torda que convenientemente trabada es cubierta por un semental árabe del mismo color bajo la observación y control de un mozo y del veterinario quien realiza una breve limpieza de la vulva de la yegua. La monta se lleva acabo con gran rapidez dada la elevada receptividad de la yegua y alta libido que manifiesta el macho. Se espera una exitosa fecundación y la producción de un nuevo descendiente, un brioso corcel que mantendrá su raza a través de los tiempos.