Los olivares de Jaén se reconcilian con la biodiversidad
La provincia de Jaén va a introducir un nuevo modelo de olivar en el que se recupere la rica biodiversidad que solía acompañara a este cultivo, gracias al programa Life Olivares Vivos
El cultivo del olivo es una actividad tan arraigada en la provincia de Jáen que no se podría entender ésta sin las extensiones, casi interminables, donde se acumulan millones de olivos. Es una actividad que mueve económicamente a esta provincia y que, al mismo tiempo, tiene una componente medioambiental determinante, ya que funciona como uno de los grandes pulmones verdes de toda Andalucía. Y, al mismo tiempo, el olivar está considero como el cultivo más importante de Europa para la conservación de la biodiversidad.
La Universidad de Jaén junto a SEO/BirdLife, la Diputación de Jaén y la Estación Experimental de Zonas Áridas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, quieren potenciar el papel de los cultivos de olivos como espacios para la biodiversidad, con fórmulas sostenibles con las que potenciar su rentabilidad y los servicios medioambientales que aportan. Lo están haciendo a través del programa Life+ Olivares Vivos, que cuenta con una financiación europea de 2,8 millones de euros y se desarrollará durante los próximos cinco años.
Con este programa se persigue rescatar la biodiversidad asociada a los olivares, hacer de estas explotaciones agrícolas entornos más ricos medioambientalmente, capaces de aportar beneficios a la sociedad que van mucho más allá que el propio aceite de oliva. Es una manera de recuperar las fórmulas tradicionales de cultivo, con las últimas innovaciones en el ámbito de la gestión medioambiental, explica el coordinador en Andalucía de Seo/Bird Life, José Eugenio Gutiérrez.
Se trata de introducir conceptos nuevos, que encaminen las producciones olivareras a un modelo diferente, en el que la componente medioambiental tenga un peso mucho mayor. Con Olivares Vivos se amplía la mirada y se da un paso hacia adelante, que conducirá a un sector que ganará enteros con mecanismos de certificación que avalen este valor añadido en sus aceites y establecerá la mejor estrategia para transformar dicho valor en rentabilidad a partir de la marca de garantía Olivares Vivos.
En el proyecto Life+ Olivares Vivos participan también la Interprofesional del Aceite de Oliva y la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, y entran en juego investigadores relacionados con el medio ambiente, pero también expertos en márketing, capaces de construir un valor atractivo para el mercado, a partir de una fórmula diferente de entender la producción de aceite de oliva.
Es una vuelta a un pasado no muy lejano, a antes de los 90, cuando todavía no se había impuesto la política agraria de la producción marcada por la Unión Europea, dice José Eugenio Gutiérrez. La mentalidad introducida por Europa condujo a desnudar los olivares y despojarlos de todo lo que no fuera productivo. De ahí que se acabara con gran parte de la biodiversidad, que en el caso de las aves ha llegado a alcanzar cotas de hasta el 80%, según datos de Seo/Bird Life. Ahora, las políticas se dirigen a potenciar la calidad de los aceites y los servicios ecosistémicos que aportan los olivares, y hacen posibles programas de recuperación de la biodiversidad como el que se está desarrollando en la provincia de Jaén, con una veintena de olivares demostrativos.
Gracias a este proyecto Life+ se “recuperará diversidad florística y faunística”, explica el responsable del grupo de investigación Ecología, Evaluación y conservación de la Vegetación Mediterránea RNM-354 de la Universidad de Jaén adscrito al ceiA3, Pedro Rey. Devolver a los olivares especies de aves y mamíferos que han desaparecido con una práctica agrícola intensiva que, en muchas ocasiones se ha olvidado de mantener la buena salud del entorno en el que está. Y también recuperar especies de fauna como insectos y arácnidos que juegan papeles fundamentales en los servicios ecosistémicos como el control de plagas o la polinización, explica Pedro Rey.
Las especies de flora también juegan un papel fundamental en las explotaciones que las prácticas actuales han olvidado. Por ejemplo, se quiere potenciar la vegetación leñosa y arbustiva, que contribuya al control de la erosión de los suelos, así como la cubierta herbácea, para potenciar sus funciones como abono natural a los cultivos de olivos.
“Las prácticas agrícolas actuales han causado un impacto importante en el entorno”, dice este investigador de la Universidad de Jaén, que con este programa apuesta por introducir una forma diferente de entender la producción de aceituna, en el que los propios agricultores se impliquen también en todo el proceso que conlleva la producción del aceite de oliva.
Las actuaciones principales se llevarán a cabo en las “zonas improductivas” de las explotaciones, como caminos, cárcava, arroyos, taludes y linderos, de los que se ha eliminado la vegetación leñosa; y también en el propio olivar, con la conservación de una cubierta vegetal funcional, que contribuya a la buena salud del suelo y lo surta de nutrientes naturales.
El trabajo se va a estructurar en cuatro pasos. El primero ha consistido en analizar los entornos en los que se va a actuar, con el objetivo de contar con una idea clara de la biodiversidad que actualmente se concentra en torno a los campos de olivos. Esta labor corre a cargo del grupo de investigación de Pedro Rey, encargado de la parte faunística, y del equipo de la Estación Experimental de Zonas Áridas, que estará pendiente de la flora. Una segunda actuación consistirá en la restauración de los espacios seleccionados, a cargo de SEO-Bird Life y la Estación Experimental de Zonas Áridas. Esta labor comienza este mes de octubre y se desarrollará durante los próximos dos años. En ella participarán unos 400 voluntarios de toda España, en diferentes campos de trabajo. A continuación, como tercer paso, se llevará a cabo de una valoración de la biodiversidad resultante de las actuaciones en las explotaciones elegidas en el programa Life+. Se evaluarán los resultados y se tendrá una visión clara de en qué medida se ha incrementado la biodiversidad con las actuaciones realizadas. Los participantes en el programa podrán elaborar un programa de buenas prácticas, que servirá como referencia a los agricultores y marcará una forma diferente de entender la producción de aceite de oliva. De forma paralela se desarrollará un trabajo de creación de marca en torno al proyecto Olivares Vivos, con el objetivo de crear un sello distintivo propio con el que hacer ver al consumidor que en la producción de ese aceite de oliva hay implícitas una serie de prácticas respetuosas con el medio ambiente y la biodiversidad que se genera en torno a los olivares.
Una vez terminado el proyecto, que tiene una duración de cinco años, se entrará en la etapa de “postlife, que implicará la participación de los olivareros implicados en el programa y de un equipo técnico que se encargará de certificar que el aceite de oliva se está produciendo según los criterios establecidos en el proyecto Olivares Vivos”, comenta Pedro Rey.
El proyecto Life+ se va a desarrollar en una veintena de olivares demostrativos, elegidos por presentar diferentes formas de paisaje: desde olivares en llanuras, en pendiente, en zonas montañosas, explotaciones de varios tamaños… con el objetivo de que las pruebas se realicen en el mayor número de entornos posibles.
Los agricultores participantes han recibido el proyecto con “cautela”, porque saben que la producción de aceituna se va a ver mermada debido a las actuaciones medioambientales previstas. Pero se han implicado en el proyecto porque son conscientes que la pérdida en productividad se va a compensar por una mejora en la rentabilidad del aceite de oliva resultante, ya que se aportan unos valores con la marca Olivares Vivos que no tienen otras explotaciones: respeto por el medio ambiente y compromiso con el entorno, un valor añadido que el mercado sabrá reconocer y estará dispuesto a asumir.
Al mismo tiempo, el sector del oleoturismo saldrá beneficiado de todo este proyecto, ya que en Olivares Vivos tendrá un atractivo más que mostrar, en el que se mezclan tradición olivarera, compromiso medioambiental e innovación científica.
Fuente: Nova Ciencia